Las barbas de Odín.
Proveniente del nórdico antiguo singular, son uno de los personajes más interesantes e importantes de la mitología nórdica. Su nombre, disir, que significa “el que elige a los que han caído en la batalla”, se refiere a un grupo de deidades menores femeninas.
Valquírias!.
No solo poseían una imagen misteriosa e interesante; Consideradas hijas del dios Odín —el dios más importante del panteón nórdico—, la tradición las describe como mujeres bellas, exuberantes, fuertes guerreras capaces de curar cualquier tipo de herida; las doncellas guerreras
Sin embargo, parece que esta imagen es una distorsión que nos ha llegado a través de las óperas de Wagner y las representaciones demoniacas del mundo vikingo altamente idealizado. En las Eddas —los textos más relevantes que tenemos para el conocimiento de las tradiciones nórdicas y su religión—, Snorri Sturluson no las describe como bellas y bellas mujeres, sino como seres espeluznantes que podían matar con la mirada, que tomaban formas monstruosas y hacían Lluvias de sangre cayeron sobre la Tierra o remaron un barco por los cielos sobre un mar de sangre. La misma descripción los presenta sentados en el campo de batalla, tejiendo un tapiz hecho con intestinos humanos, usando una flecha como lanzadera y las cabezas de los guerreros como pesos de este maldito telar.
También según las Eddas, Odín les encomendó la tarea de recoger a la mitad de los guerreros caídos en combate para llevarlos al Valhalla, su residencia, un gran salón donde estos guerreros vivirían como einherjer, esperando hasta el día del Ragnarök —el fin. del mundo de los vikingos, donde lucharían a su servicio contra las fuerzas del mal en un choque titánico de connotaciones épicas. En Valhalla, las valquirias atendían las necesidades de estos guerreros y, entre otras cosas, les ofrecían cuernos llenos de hidromiel para saciar su sed. La imagen de una mujer ofrendante con un cuerno es un motivo recurrente en la iconografía escandinava de la época vikinga, y se han encontrado otras piezas o amuletos que parecen mostrarnos figuras femeninas ofreciendo recipientes que podrían ser vasos o cuernos.
La imagen que acompaña, corresponde a un fragmento de la piedra rúnica Tjängvide, hallada en Suecia se puede ver la figura resaltada con un círculo negro, que es precisamente lo que venimos hablando previamente. Justo al lado de la figura encontramos al caballo de ocho patas Sleipnir, montado por Odín. Es una escena de la llegada al Valhalla.
Quizás el mito de la valquiria es una tergiversación de la existencia misma de unas sacerdotisas que atendían a los ejércitos teutónicos, incluidos los nórdicos, y que tras cada batalla se encargaban de seleccionar a los prisioneros que iban a morir, y también de qué forma. Un delicado honor que el Los escandinavos habrían otorgado a aquellos que habían sido valientemente derrotados en el campo de batalla.
Existe la creencia de que en alguna etapa mucho más primitiva de la religión escandinava las valquirias eran las sacerdotisas del culto de Odín y quienes oficiaban los sacrificios rituales en los que se ejecutaba a los prisioneros, es decir,
se los llevaba ante el dios. Probablemente, y con el tiempo, se convirtieron en los ideales y el imaginario colectivo en las Valkirias que conocemos hoy, con su función.
Otro posible origen de las valquirias es el que las relaciona con los cuervos, los principales animales poseídos por el dios Odín. Las valquirias podrían haber sido una evolución ideológica y mitológica de la figura del cuervo; esta ave está presente después de todas las batallas, devorando el cuerpo de los muertos. Quizá por evolución, de las aves a las valquirias ya que, con un poco de imaginación —que nunca debe faltar ante una mitología—, la función y la idea eran muy parecidas; entidades que aparecen tras la batalla y buscan entre los cadáveres que ha dejado para luego volar.
Las valquirias también podrían haber tenido su origen en etapas muy primitivas y religiosas de la historia de los pueblos germánicos —antes de los vikingos—, y podrían haber sido grupos de mujeres guerreras de las que sólo habría descendido el nombre y la figura de su líder. para nosotros. , y es que Sagas y Eddas nos han dejado muchos nombres de estas figuras: Skögul, la lucha, la furia; Hókk, el rugido o Göll, “el grito” (muy parecido a nuestro querido grito de nuestro amado deporte…)
Más de esta sección